En
1899 se construyó el Gran Hotel de la Arrabassada, decorado por el taller del pintor francés Edmon Lechavallier Chevignard, que se amplió en 1911 con la construcción de un casino, proyectado por el arquitecto
Andreu Audet i Puig, y una zona de atracciones.
Fue una obra faraónica que contó con un presupuesto de 2,5 millones de pesetas, insólito en la época. Más de 300 invitados asistieron a su inauguración el
15 de julio de
1911, diez años después de que se hubiera inaugurado el
Tibidabo.
Este majestuoso casino fue el símbolo del lujo de una ciudad en plena expansión económica. No le faltaba de nada y hasta tenía su propio parque de atracciones, restaurante con amplios comedores y chefs venidos de
París, orquesta, hotel con habitaciones de lujo, salones recreativos, oratorio público, y grandiosos jardines con vegetación exótica procedente de diversos lugares del planeta.u declive comenzó a perfilarse en
1912 cuando el gobernador prohibió el juego, lo que provocó la quiebra de la sociedad al cabo de un año. El complejo siguió funcionando como hotel, restaurante y parque de atracciones. Cogió un cierta impulso con motivo de la
Exposición Internacional de 1929, pero el general
Primo de Rivera volvió a prohibir el juego ese mismo año, lo que provocó el cierre progresivo de todas las actividades hasta que en
1930 se clausuraba definitivamente el restaurante.
La zona de atracciones estaba inspirada en otros parques de
Londres,
Nueva York o
París, como lo demuestra el nombre que recibían algunas de sus atracciones:
Scenic Railway,
Cake Walk Building,
Palais du Rire,
Feu de Boules, etc.
La montaña rusa discurría, en gran parte del trayecto, por largos túneles subterráneos, algunos de los cuales aún se conservan bastante bien, en concreto, tres. Dos tienen cuatro metros de ancho por cinco de altura y conservan la salida. El tercero, en cambio, fue tapiado y no tiene salida posible.
A lo largo del tiempo se usaron para hacer pasar las vagonetas y guardarlas y más tarde como bodegas y almacenes. A poco más de cincuenta metros de estos túneles, y en dirección hacia Barcelona, se encuentra un lago que supuestamente se situaba bajo la montaña rusa.
Entonces el edificio se fue deteriorando y durante la
guerra civil española se utilizó primero, como refugio contra los bombardeos y después como cuartel. Las instalaciones se derribaron en el año
1940 y hoy sólo quedan en pie restos de paredes y columnas, algunas habitaciones medio destruidas, esculturas escondidas entre la vegetación, entradas y túneles, fosas cerradas con
hierro forjado,
arcos, fuentes, fragmentos enteros de escalinatas y otros pequeños rincones.
foto : Carlos Benitez Pun